Por Jordi Borja
“Hay un urbanismo de izquierdas y otro de derechas?” me preguntó un periodista. Respuesta: el urbanismo es de izquierdas, la especulación es de derechas. Si queremos que se nos entienda y se trata de cuestiones importantes las respuestas deben ser contundentes, simplificadoras, provocadoras. Es decir lo contrario del lenguaje académico, erudito, propio del argot profesional o de la retórica de los políticos. El urbanismo nació y se desarrolló como disciplina práctica, de intervención sobre el territorio, para “ordenarlo” con el fin de organizar el funcionamiento de la ciudad y el acceso a los bienes y servicios colectivos de sus habitantes y usuarios. Pero también expresó desde sus inicios una vocación de transformación social, de mejorar la calidad de vida de las poblaciones más necesitadas, de reducir las desigualdades.
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