jueves, 28 de octubre de 2010

Casa por más Energía



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martes, 31 de agosto de 2010

SOSTENIBILIDAD URBANA. TOME: UNA PROPUESTA PARA EVALUAR LOS PLANES REGULADORES CHILENOS

Por Carolina Rojas Quezada, M. A. Díaz Muñoz y Edilia Jaque Castillo

Leer documento completo en http://redalyc.uaemex.mx/pdf/198/19801706.pdf
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Guía de Buenas Prácticas de Proyectos de Urbanización Sostenibles

Por Jesús Pintado Manzaneque
Los pueblos y ciudades son el espacio común que los seres humanos hemos creado para el desempeño de nuestras actividades, ya sean laborales, de relación o de ocio. Su planificación conlleva la atención a múltiples factores que determinan nuestra vida y debe abordar, no sólo todas las necesidades que los ciudadanos demandan, sino también los efectos que su crecimiento puede conllevar en el entorno donde se encuentran.

Acceder al documento en http://pagina.jccm.es/medioambiente//publicaciones/guias/MBAurbanizacion.pdf
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CÓMO EXPLICAR UNA AGENDA 21... Y NO CAER EN LA TECNOCRACIA

Por Noèlia Masdeu i Domingo
Teníamos que explicar lo que era una A21L a todo un pueblo: no queríamos hacer nada formal. Entender lo que es un proceso participativo: nada de clases magistrales. Debían empezar a sonar palabras como desarrollo sostenible, carta de Aalborg y foros: sin asustar a nadie. El encargo era muy concreto y venia des del Ayuntamiento de La Fatarella: un pueblo de montaña (1.200 habitantes), en la comarca de la Terra Alta en el interior de la provincia de Tarragona.

Leer artículo completo en http://tiradelhilo.dip-palencia.es/bib/comoexplicarunaagenda21.pdf
Artículo aparecido en la revista Ciclos, Cuadernos de Comunicación, Interpretación y Educación Ambiental, nº 15 (julio 2004). Edita GEA, s.coop.
Autora: Noèlia Masdeu i Domingo
Hèlix sl.
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133 viviendas


Propuesta de intervención en el Conjunto 133 viviendas de Concepción del Uruguay, en el marco del Seminario "Una visión urbana de la vivienda social", de la Cátedra de Planificación Urbanística de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Concepción del Uruguay, desarrollado en el primer trimestre de 2010. Grupo 4: Angelica Acevedo, Elizabet Acevedo, Paula Capovila, María Dell´Orto, Marta Rizzo y Gisela Sack
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Villa Mantero

Desarrollamos un Trabajo de Planeamiento Urbanistico dirigido al Desarrollo Sostenible con enfoque regional, en Villa Mantero. Analizaremos los actores que intervienen en lo economico, social, politico, ambiental, cultural...con el fin de proyectar futuras mejoras donde vos, como actor local, nos podes ayudar. Acceder al blog

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viernes, 27 de agosto de 2010

Sostenibilidad y sustentabilidad

Por Graciela Falivene
Nosotros aplicaremos el concepto de sostenibilidad a los proyectos de vivienda social entendiendo que un proyecto es sostenible cuando la comunidad puede mantener y mejorar sus condiciones de vida en el tiempo, sin caer rápidamente en vivienda deficitaria

A pesar de que "sostener" y "sustentar" son sinónimos en mcuhos contextos, los conceptos de "desarrollo sostenible" y "desarrollo sustentable" no lo son. el Diccionario de la Real Academia española dice lo siguiente:
sostenible. 1. adj. Dicho de un proceso: que puede mantenerse por sí mismo, como lo hace, por ejemplo, un desarrollo económico sin ayuda exterior ni merma de los recursos existentes.
sustentable. 1. adj. Que se puede sustentar o defender con razones.
La misma diferencia se verá en los sustantivos "sostenibilidad" y "sustentabilidad".
La principal diferencia es que "sostener" tiene se sentido de "mantener, proseguir", que sustentar no tiene.
Nosotros aplicaremos el concepto de sostenibilidad a los proyectos de vivienda social entendiendo que un proyecto es sostenible cuando la comunidad puede mantener y mejorar sus condiciones de vida en el tiempo, sin caer rápidamente en vivienda deficitaria.

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Barrio "150 Viviendas"


Análisis del Barrio "150 Viviendas de Concepción del Uruguay", en el marco del Seminario Taller "Una visión urbana de la vivienda social", de la Cátedra de Planificación Urbanística de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de Concepción del Uruguay, desarrollado en el primer semestre de 2010.
Grupo 3: Arrejoría, Baus, Bonnet, Cergneux, González, Sartori
Docentes: Arqs. Graciela Falivene, Patricia Costa y José Antonio Artusi

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Propuesta de intervención en el Conjunto Gral. Ing. Enrique Mosconi


Propuesta de intervención en el Conjunto de Viviendas "Gral. Ing. Enrique Mosconi" de Concepción del Uruguay, Entre Ríos; en el marco del Seminario Taller "Una visión urbana de la vivienda social", de la Cátedra de Planificación Urbanística de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Concepción del Uruguay, desarrollado en el primer semestre de 2010.

Grupo 1: Fabre, Kindsvater, Fernández, Rossier, Zelayeta, Valiente.
Docentes: Arqs. Graciela Falivene, Patricia Costa y José Antonio Artusi
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jueves, 26 de agosto de 2010

Herrera PARTICIPATIVO: la internet 2.0 al servicio de la planificación urbana sostenible

Herrera Participativo en Facebook

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Basso Sostenible: la internet 2.0 al servicio de la planificación urbanística participativa

Basso Sostenible en Facebook

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PROYECTO URBANO

Por Graciela Falivene
1-Introducción
Dice Carlos Nelson Ferreira dos Santos, que los arquitectos tenemos la ventaja de poseer un lenguaje propio, adecuado a su materia prima de trabajo, cargada de connotaciones metafóricas. Nuestro diseño, siendo un proyecto, es algo que se lanza antes, un tiro arriesgado a partir de las informaciones de lo que se sabe existente y de lo que se intuye poder existir. La "patada" original, osada y creativa, nos garantiza, más allá de las razones prácticas, otras, también indispensables para la vida y la dignidad humana, tan bien sintetizadas por el término poética: el sentido de pertenencia a un sitio, el orgullo de la identidad local, el disfrute de la belleza y de la naturaleza. Es cierto que nuestros "proyectiles" jamás alcanzarán el blanco de lleno. No importa; lo fundamental es que permitan reevaluaciones continuas hechas por nosotros y por los otros, hasta que se llegue a un consenso sobre lo que se quiere y lo que se proyecta a largo plazo como perspectiva de vida.

El objetivo de este trabajo es explorar en qué medida el proyecto urbano puede constituirse como una tecnología que permita reformular las dificultades que históricamente han acompañado a los proyectos de vivienda social debido a la consideración, convencionalmente de manera aislada y auto contenida, que ha soslayado sus implicancias en la configuración del paisaje y la forma urbana. Estas prácticas han generado dificultades que se han visto exacerbadas por los fenómenos de exclusión y segmentación asociados a los procesos de globalización y a la vigencia de prácticas neoliberales que han debilitado los procesos de redistribución de los beneficios económicos y sociales de la urbanización.
Los procesos actuales configuran un cuadro complejo de profundas transformaciones de todas las ciudades. Esta transformación conlleva a que los mercados habitacionales urbanos vuelvan a colocarse como centro de la especulación. Quienes tienen poder adquisitivo son el objetivo de los nuevos emprendimientos inmobiliarios urbanos del capital concentrado. Quienes tienen la necesidad como prioridad son el objetivo de clientelismo político, de propietarios que promueven la ocupación de sus tierras, de prestamistas usureros, de locadores y proveedores, que obtienen ganancias generalmente vendiendo productos subestándar sobrevaluados, u obligados a autoproducir su suelo urbano.

Tres aspectos se distinguen claramente:
a) Una violenta transformación de los mercados inmobiliarios, que encarecen la tierra, el transporte y los servicios, es decir el “habitar la ciudad” en general.

b) Una apropiación de mayor superficie urbana por habitante por parte de los sectores sociales altos, que condicionan el espacio residencial contiguo habitado tanto por sectores medios como de bajos ingresos.

c) La generación de nuevos y complejos problemas ambientales y urbanos como resultado de los nuevos emprendimientos urbanísticos

En síntesis, el costo de habitar la ciudad se ha elevado como consecuencia directa de iniciativas de inversión público-privada en materia de reforma urbana, del mayor costo de los servicios públicos privatizados y de fuertes inversiones privadas en las nuevas tipologías residenciales de las elites en la periferia, que modifican el mercado habitacional y de la tierra urbana.

2- La visión del proyecto urbano
En este contexto, la visión del proyecto urbano es de gran utilidad para abordar la práctica urbanística de los proyectos de sector que incluyan vivienda social desde la óptica de la complejidad urbana. La aceptación de la complejidad significa asumir, a partir del diálogo con el espacio urbano, una dimensión distinta de la del edificio o conjunto de edificios residenciales, en la que la localización, la complejización de los programas y el carácter critico del espacio público que se conforme son condicionantes y a la vez condicionados por los salvajes procesos de segregación y segmentación que no deben soslayarse, ni ética ni moralmente.
En este sentido la aplicación de las dimensiones consideradas por Ignasi Solá Morales, para que un proyecto sea considerado urbano, son de suma utilidad y son confluyentes con los criterios operacionales que se han derivado de las investigaciones realizadas por CABE

2.1- Tener en cuenta los efectos territoriales
Más allá de su área de actuación, el proyecto urbano tiene otra escala, tiene que tener influencia sobre otras piezas urbanas.

2.2-Carácter complejo y multidisciplinario. Fragmento de ciudad donde se incorpora un aspecto predominante pero no único.

2.3-La escala intermedia y el desarrollo temporal y de gestión
El proyecto urbano tiene entre 5 a 15 años para que se produzca su integración. El desarrollo físico y espacial que genera su arquitectura se completa más allá de que su estructura básica esté resuelta. Podríamos diferencias dos momentos: la estructuración básica, en el corto plazo; y la madurez, en el mediano y largo plazo.

2.4-La carga voluntaria de querer hacer arquitectura de la ciudad
El proyecto urbano debe contener una voluntad de generar forma de espacio urbano. Es necesaria una toma de conciencia de lo que a la ciudad hay que darle de carácter plenamente urbano.

2.5-Un proyecto urbano tiene que tener un componente de inversión pública.
Hay que regular los puntos de intervención. Se debe buscar una solución de proyecto urbano armonizando lo público y lo privado, evitando la especulación inmobiliaria y la apropiación privada de la plusvalía generada por la inversión pública.

2.6.-También es posible pensar que un proyecto, más que una forma cerrada, pueda ser un manual de instrucciones para que los actores implicados encuentren algún orden en la resolución de sus problemas,
Al respecto es un buen ejemplo el de los lineamientos del gobierno Británico para los proyectos urbanos que surgen a partir del año 2000 con la publicación del el Libro Blanco Urbano que propone, colaborar desde el Gobierno en la sustentabilidad de los pueblos y Ciudades a partir de mejoras en la producción de los proyectos. A partir de allí se encargaron una serie de evaluaciones a distintas universidades y Consultoras, sobre las prácticas urbanísticas en los planes y proyectos urbanos, incluyéndose especialmente los proyectos de vivienda como elementos esenciales de la conformación espacial (se incluyeron tanto proyectos públicos como privados) Estas evaluaciones dieron como resultado unos lineamientos y orientaciones de políticas de planeamiento (Planning Policy Guidance). Un acuerdo para realizar proyectos sustentables a partir de promover la buena calidad de los mismos fue establecido por la Comisión para la Arquitectura y el Ambiente construido (CABE), que fijó standards de calidad de diseño , no soluciones, sino puntos críticos que debían ser tomados en consideración, así como el establecimiento de premios para los proyectos de buena calidad .
Las investigaciones de CABE han demostrado que los Buenos proyectos :
• Generan valores, económicos sociales y ambientales.
• Tienen Buenos retornos a la inversión
• Ayudan a atraer inversores.
• Mejoran el desempeño y la satisfacción de la mano de obra
• Incrementan el prestigio de los residentes
• Abren a nuevas oportunidades de inversión.
• Generan lugares accesibles para todos.
• Benefician a todos los participantes del juego urbano. ANGELL

Según el enfoque de CABE, el proyecto urbano es el proceso por el cual se da forma a los escenarios de la vida urbana. Entiende, a su vez, que este es un proceso que involucra a políticos, a una amplia gama de gente con intereses en el área y a muchos profesionales diferentes. Un buen resultado depende de toda esta gente trabajando efectivamente junta. El objetivo de la difusión de las políticas proyectuales, es dar coherencia, ya que cada día se toman innumerables decisiones que tienen el potencial para construir un fragmento de la ciudad, de manera tal que la ciudad sea más habitable, agradable y estimulante, o por el contrario hostil, desagradable e inseguro.
Estas decisiones pueden erosionar, construir o consolidar el carácter distintivo de un sitio. Algunas de estas decisiones conciernen a los grandes proyectos. Pero así mismo la sumatoria agregada de numerosos pequeños proyectos juntos, tales como las ampliaciones de las casas, los frentes de los negocios y los esquemas de completamiento del tejido, pueden cambiar un lugar dramáticamente para el bien o para el mal con una perspectiva de no muchos años vista.
Si nos focalizamos en la calidad urbanística de los proyectos de vivienda social, el sistema de planeamiento puede hacer alguna diferencia. La buena calidad de los proyectos urbanos es una herramienta poderosa para alcanzar una alta calidad de vida, mayor vitalidad económica y mejor uso de los recursos. Es clave hacer lugares donde la gente quiera vivir, y no como sucede en la mayoría de los proyectos de vivienda social, no tener más remedio que permanecer por no tener los medios para cambiar de lugar de residencia. En general los buenos proyectos de vivienda social evaluados por CABE tenían las siguientes características
1- Carácter:
Sensación de historia y lugar .Un lugar que da respuesta y refuerza los patrones locales de desarrollo y paisaje a partir de:
• Genera paisajes distintivos
• Potencia las características naturales
• Tiene edificios distintivos
• Genera calles y patrones de calles articulados con las tramas existentes
• Genera espacios especiales
• Resuelve la silueta y línea de techos
• Reconoce la importancia de los materiales de construcción
• Incorpora la cultura local y las tradiciones
• Evita soluciones estándar

2.-Continuidad y diferenciación
Posee claridad formal. Un lugar donde los espacios públicos y privados están claramente distinguidos:
• Calles, senderos y espacios abiertos con vistas desde los edificios
• Clara distinción entre los espacios públicos y privados
• Evita brechas en la línea de los edificios.
• Circunda las calles y otros espacios por edificios y árboles de una escala tal que se siente confortable y apropiado al carácter del espacio
• No deja espacios abandonados, sin uso o descuidados

3.-Calidad del espacio de dominio público
Sensación de bienestar y amenidad Un lugar con espacios públicos y calles que son animados y agradables para usar.
• Sensación de seguridad. (Ver manual de espacios urbanos seguros)
• Ordenado y de fácil mantenimiento
• Cuidadosamente personalizado con la integración del arte al espacio público urbano.
• Adecuado a las necesidades de todos, incluidos los discapacitados y las personas mayores.
• Iluminación y mobiliario urbanos bien proyectados.
• Vegetación atractiva, robusta y de fácil mantenimiento.

4.- Facilidad de movimiento
Conectividad y permeabilidad. Un lugar al que sea fácil llegar y moverse a través:
• Mayores densidades donde el acceso al transporte público es mejor.
• Caminos, senderos y espacios públicos conectados con rutas colectoras.
• Fácil accesibilidad.
• Rutas directas que lleven a dónde la gente quiere ir.
• Elección de vías seguras y de alta calidad.

5.-Legibilidad
• Facilidad de comprensión.
• Un lugar que tenga una clara imagen y que sea fácil de entender.
• Hitos y puntos focales.
• Vistas.
• Vías claras y fácilmente transitables.
• Entradas a áreas particulares.
• Iluminación.
• Trabajos de detalles.
• Signos y señales viales.

6 .-Adaptabilidad
Un lugar que pueda cambiar fácilmente de usos:
• Flexibilidad de uso
• Posibilidades para el cambio gradual y parcial.
• Edificios y áreas adaptables a una variedad de usos presentes y futuros.
• Reutilización de importantes edificios históricos.

7.-Diversidad
Un lugar con variedad y mixtura de usos:
• Una variedad de distribuciones y formas de los edificios.
• Diversidad de comunidades y cultura.
• Variedad de estilos arquitectónicos.
• Biodiversidad.

En el año 2003 se establecieron las pautas referidas a la vivienda que incluían aspectos relativos a los lineamientos de proyecto PPG3 (ODPM, 2003c) Este trabajo establece los puntos críticos que deben considerar los emprendimiento de nuevos vecindarios de viviendas. En resumen, los aspectos que deben contemplar las nuevas áreas residenciales son los siguientes:
• Estar conectadas al transporte público
• Incorporar usos mixtos
• Incorporar una alta calidad de diseño
• Hacer el mejor uso posible del suelo
• Especificar standards máximos más que mínimos para estacionamiento

3.-La calidad del proyecto y la seguridad: el caso chileno y las orientaciones para el logro de espacios urbanos seguros
La sensación de seguridad y confianza y la apropiación por parte de la comunidad en su espacio urbano es considerada un resultado esencial de la calidad de los diseños. Para promover mejores prácticas urbanísticas se generaron orientaciones que partieron de la evaluación de buenas y malas prácticas. Se generaron documentos para difundir conocimientos y herramientas concretas para promover la mejorara de la calidad del diseño de espacios urbanos, la percepción de seguridad y la reducción de los delitos de oportunidad.
Está basado, principalmente, en criterios de Prevención de la Delincuencia Mediante Diseño Ambiental, disciplina conocida genéricamente como CPTED (Crime Prevention Through Environmental Design). Esta estrategia de prevención de la delincuencia, que considera tanto elementos espaciales como comunitarios, ha formado parte de muchas iniciativas integrales de prevención de la delincuencia en países como Australia, Canadá, Estados Unidos, Países Bajos, Reino Unido y Sudáfrica. La prevención de la delincuencia mediante el diseño del espacio urbano y sus características ambientales se basa en los siguientes principios fundamentales:
• Promover la vigilancia natural: promover la posibilidad de ver y ser visto aumenta el control por parte de los usuarios.
• Fomentar el control natural de accesos: busca incentivar, por medio de estrategias de diseño, el control social sobre los accesos de un espacio determinado.
• Estimular la confianza y colaboración entre los vecinos: el reforzamiento de la confianza mutua y el sentido de pertenencia de los habitantes con su entorno fomentan el control social que se ejerce sobre un sector, lo que contribuye a generar un uso adecuado y cuidadoso de éste.
• Reforzar la identidad con el espacio público: una estrategia que refuerza la identidad con el espacio público involucra a la comunidad en su recuperación y diseño, de modo que ésta lo sienta como propio, se apodere de él y lo cuide. El diseño de estos lugares con participación ciudadana es una necesidad esencial para la comunidad, porque colabora al conocimiento de las personas entre sí y a la profundización de los lazos comunitarios.
• Diseñar y planificar barrios a una menor escala: el tamaño de un conjunto urbano puede afectar la sensación de seguridad de sus usuarios. En conjuntos de gran tamaño es difícil establecer lazos comunitarios profundos. En una escala menor, el ciudadano siente que puede controlar su espacio, que responde a su tamaño personal.
• Fomentar la participación y responsabilidad de la comunidad: implica que los residentes participen de manera activa en la vida social de una comunidad, usando una estructura espacial y administrativa que los apoye.
• Administrar adecuadamente los espacios públicos: una administración de un espacio nuevo o recuperado en el tiempo que establece programas municipales de mantenimiento y actividades comunitarias que deleguen parte de la responsabilidad en los vecinos es vital para que una estrategia de prevención sea sostenible y fomente el encuentro y el uso colectivo de dicho espacio.

Bibliografía:
• Bohigas Oriol. Contra una Arquitectura Adjetivada, Seix Barral, Barcelona, 1969
• Borthagaray J. M. y otros. Hacia la Gestión de un Hábitat Sostenible, Editorial Nobuko; Buenos Aires, 2005
• Chapin, Stuart. “Planificación del Uso del Suelo Urbano, Editorial OIKOS-TAU, Barcelona, 1981
• CIS Centro de Investigación Social. Estudio Descriptivo de la Situación Post erradicación de Campamentos en la Región metropolitana. Santiago de Chile, Primer semestre 2002
• Commission on Architecture and the Built Environment (2000) By Design: Urban Design in the Planning System: Towards Better Practice, London: Thomas Telford
• Cities in Transition and the Urban-Architectural Project. Pag.411
En Cities in Transition, 010 Publishers,2001, Rotterdam
Disponible en: http://www.010publishers.nl/
• DETR Department of Environment, Transport and the Regions (2000b)
• DETR ,Towns and Cities (Urban White Paper) London, 2000
• Ferreira dos Santos,Carlos Nelson. A Cidade como un Jogo de Cartas,Projeto Editores,San Pablo, !988.
• Instituto de Investigaciones de la Vivienda. Habitabilidad de los Conjuntos Residenciales: el Espacio exterior, UBA-FAU, Buenos Aires, marzo 1970.
• Kintrea, Keith Morgan, Jimmy. Calidad de la vivienda y los vecindarios en las políticas de vivienda en Londres para el período 1975–2000 editado por Office of the Deputy Prime Minister en enero de 2005.
• Ministerio del Interior, Ministerio de Vivienda y Urbanismo, Fundación Paz Ciudadana, Asociación Chilena de Municipalidades. Espacios urbanos seguros. Recomendaciones de diseño y gestión comunitaria para la obtención de espacios urbanos seguros, Santiago de Chile, 2002
• Sola Morales de, Ignasi. Presente y futuros. La arquitectura en las ciudades. Barcelona, 1996. p.10-23.
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jueves, 24 de junio de 2010

La Cátedra en Villa Mantero


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sábado, 29 de mayo de 2010

Se expusieron los trabajos del Seminario "Una visión urbana de la vivienda social"




Se presentaron el viernes en el Aula Bari de la Universidad de Concepción del Uruguay los trabajos desarrollados en el marco del Seminario Taller "Una visión urbana de la vivienda social. Hacia la construcción de indicadores de sostenibilidad",que se realizó como parte de las actividades de la Cátedra de Planificación Urbanística de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo.

El Seminario estuvo organizado en la cátedra de Planificación Urbanística de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, contando con la asistencia de alumnos, docentes y graduados de esta Facultad. El objetivo consistió en abordar la problemática de la vivienda social, entendiendo por vivienda social las soluciones habitacionales provistas por el Estado, desde la óptica de la sostenibilidad urbana. A lo largo del Seminario se analizaron y evaluaron las intervenciones en vivienda social en Concepción del Uruguay a partir de una combinación de indicadores que se construyeron de manera consensuada adaptando experiencias internacionales al respecto. Se confeccionó además una guía con un conjunto de lineamientos de diseño que se utilizó para propuestas de intervención para mejorar conjuntos de viviendas existentes, así como una propuesta de nuevo conjunto de vivienda utilizando el inmueble de la ex Central Caseros.
Las presentaciones de los trabajos se realizaron recurriendo a nuevas técnicas, tales como videos, presentaciones en flas y power point, etc, así como también a herramientas más tradicionales como maquetas y láminas.
El seminario estuvo a cargo de la titular de la Cátedra, Arq. Graciela Falivene, contando con la colaboración de la Arq. Patricia Costa y el Arq. José Antonio Artusi. Los docentes resaltaron la importancia de generar ámbitos académicos de formación y debate en torno al tema de la vivienda social, como modo de generar conciencia acerca de la necesidad de impulsar políticas públicas de gestión del suelo que hagan realidad el derecho a la vivienda y el derecho a la ciudad para todos.-
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sábado, 8 de mayo de 2010

La crisis del espacio público y la oportunidad de la crisis

Por Jordi Borja
La ciudad es ante todo el espacio publico, el espacio público es la ciudad. El espacio público es a la vez condición y expresión de la ciudadanía, de los derechos ciudadanos. Si el espacio público está en crisis, se degrada o se disuelve, es la democracia que se pervierte, el proceso histórico que hace avanzar las libertades individuales y colectivas, la reducción de las desigualdades y la supremacía de la solidaridad y la tolerancia sobre el egoísmo y la exclusión.

La crisis actual del espacio público puede ser considerada a partir de dos parámetros.
Primero: la consideración histórico-cultural del espacio público como una dimensión fundamental de la democracia política y social. La democracia en su dimensión territorial. El espacio público es el espacio de uso colectivo (ver artículo de Manuel Solà Morales). Es el ámbito en el que los ciudadanos pueden (o debieran) sentirse como tales, libres e iguales. El donde la sociedad se escenifica, se representa a sí misma, se muestra como una colectividad que convive, que muestra su diversidad y sus contradicciones y expresa sus demandas y sus conflictos. Es donde se construye la memoria colectiva y se manifiestan las identidades múltiples y las fusiones en proceso. El espacio público democrático es un espacio expresivo, significante, polivalente, accesible, evolutivo, es un espacio que relaciona a las personas y que ordena las construcciones, un espacio que marca a la vez el perfil propio de los barrios o zonas urbanas y la continuidad de las distintas partes de la ciudad. Este espacio es el que hoy está en crisis. Y su decadencia pone en cuestión la posibilidad de ejercer el "derecho a la ciudad" (David Harvey). Derecho a la ciudad y espacio público democrático son dos caras de la misma moneda y la cultura política y urbanística actual ha revalorizado ambos conceptos en nuestra época.
Segundo: la crisis del espacio público viene determinada por un conjunto de factores. El principal sin duda es resultado de las actuales pautas urbanizadoras extensivas y difusas productoras de espacios fragmentados, lugares (o no-lugares) mudos, tierras de nadie, guetos clasistas, zonas marcadas por el miedo o la marginación. El espacio público en estas extensas zonas de urbanización discontinua y de baja densidad prácticamente desaparece, los ciudadanos quedan reducidos a habitantes atomizados y a clientes dependientes de múltiples servicios con tendencia a privatizarse. La disolución de la ciudad en las periferias (Françoise Choay) se complementa con la especialización (social y funcional) de los centros urbanos y de gran parte de la ciudad compacta (que ya había anunciado Jane Jacobs). Los espacios públicos pierden sus cualidades ciudadanas para convertirse en espacios viarios, o en áreas turísticas y de ocio o museificadas, o centros administrativos vacíos y temidos al atardecer, o en calles o barrios cerrados (que no solo existen en las periferias de baja densidad), o en plazas vigiladas en las que se suprimen los elementos que favorecen el estar (los bancos) o se crean obstáculos físicos para evitar concentración de personas. Las calles comerciales animadas y abiertas se substituyen por centros comerciales en los que se aplica "el derecho de admisión". Y los centros y barrios que no se transforman siguiendo estas pautas devienen espacios de exclusión olvidados y a veces criminalizados.
Este modelo de urbanización es un producto de la convergencia de intereses propios del actual capitalismo globalizado: capital financiero volante especulativo, legislación favorable a la urbanización difusa y al boom inmobiliario (hipotecas basura) y propiedad privada del suelo con apropiación de las plusvalías especulativas. Un círculo vicioso que cuando encuentra obstáculos legales o sociales practica impunemente la corrupción. (Jordi Borja).
Estas pautas de urbanización vienen reforzadas por el afán de distinción de clases altas y medias que buscan la distinción y la protección de áreas exclusivas y la seguridad (ilusoria) que los sectores medios y bajos creen encontrar en la propiedad del suelo o de la vivienda como ahorro para el futuro y altos costos en el presente. Los gobiernos locales a su vez, cómplices por acción o por omisión, encuentran en la urbanización una fuente de ingresos y un cierto apoyo social. La cultura urbanística heredada del movimiento moderno que había decretado "la muerte de la calle" sirve de coartada a muchos profesionales para justificar su necesaria participación en el festín.
Pero la fiesta ha terminado: ¿La urbanización en los próximos años no podrá seguir las mismas pautas? Sería lógico que se impusiera un cambio radical. Por razones de despilfarro de recursos básicos y de altos costes sociales. Por la irresponsabilidad especulativa con la que actúa el capitalismo financiero global. Por la responsabilidad exigible por parte de las opiniones públicas a los gobiernos de la necesidad de regular tanto a las agentes financieros como a los grandes actores inmobiliarios que han recibido cuantiosas ayudas de dinero público para salir del atolladero por ellos mismos provocado. Por las posibles movilizaciones sociales de los principales afectados por la crisis, las mayorías populares, que han perdido ahorros y/o empleo, y que exigirán el abandono de las políticas neoliberales que han provocado esta crisis (ver Neil Smith y otros en Después del neoliberalismo: ciudades y caos sistémico, citado en este número).
Los profesionales y en general los intelectuales tienen una especial responsabilidad en la conversión de la crisis en oportunidad de cambio en un sentido democrático: desarrollar un pensamiento crítico radical y proponer alternativas posibles y deseables. Lo cual requiere situarse fuera de la lógica institucional (gobiernos gestores, cúpulas partidarias de partidos integrados en el sistema) y de la cultura oficial académica. En ambos casos predomina el conservadurismo a ultranza, los responsables políticos no saben ni quieren saber otra cosa que la vuelta a la situación anterior. Y la vida académica actual ha degenerado a producir un saber reproductivo, cada vez más alejado de las realidades, substituidas por la metodología formalista y por la sumisión a las revistas indexadas acorazadas frente a la crítica y a la innovación.
Probablemente en este mundo solo es posible hacer reformas. Pero para que las reformas sirvan para progresar y no para mantener en peor lo existente se requiere un pensamiento radical, o si lo prefieren, revolucionario. Un pensamiento orientado a la acción.
Fuente: http://cafedelasciudades.com.ar/carajillo/5_editorial.htm
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sábado, 24 de abril de 2010

Sauret: “El fallo de La Haya es incongruente e injusto”

El doctor Héctor Cesar Sauret, rector de la Universidad de Concepción del Uruguay (UCU) brindó una conferencia de prensa en la que analizó el fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya y propuso una serie de iniciativas para que desde el ámbito académico se encuentren soluciones a la degradación ambiental que sufre el río Uruguay.

“El fallo de La Haya es incongruente e injusto. Incongruente porque reconoce que hubo un acto de mala fe al no respetarse el Tratado del río Uruguay y porque no sanciona al Uruguay. Injusto porque no falla sobre las demás cuestiones planteadas desde ambas partes” manifestó Sauret a los medios de prensa y expresó: “El único castigado es el que denunció la situación irregular”.
“Las partes deben acatar el fallo porque es inapelable, pero más allá de los análisis jurídicos es un llamado de atención no lejano sino presente que deja las cosas al punto de partida de cuando se inició el conflicto diplomático”, dijo el rector de la UCU.
LA CARU Y EL TRATADO DEL RÍO URUGUAY
En referencia al Tratado del río Uruguay, Sauret sostuvo que es necesaria la incorporación de la República Federativa del Brasil ya que dicho país también tiene derechos y obligaciones sobre la cuenca fluvial.
También remarcó que el fallo de La Haya le otorga una misión a futuro de gran responsabilidad a la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU) y que por tal motivo se necesita que evolucione el sistema de elección de sus integrantes a través de mecanismos como las audiencias públicas, tal como sucede con el nombramiento de jueces, y que los funcionarios designados no solo deban rendir cuentas a la Cancillería , sino que también lo hagan ante el Congreso de la Nación , y ante la Legislatura Provincial que es el poder a nivel regional que debe intervenir.
DRAGADO DEL RÍO URUGUAY
“El río Uruguay está huérfano de inversiones y el puerto de Concepción del Uruguay está bloqueado por el no dragado. En estas condiciones nuestro puerto está condenado a ser marginal ya que la producción agropecuaria de la región se exporta desde Rosario” expresó el rector de la UCU en un pasaje de la conferencia y remarcó: “El tema Botnia no puede convertirse en una anestesia para el desarrollo regional”. “El desarrollo tiene que ser superador de los conflictos ambientales y regionales”, agregó.
LAS UNIVERSIDADES Y EL RÍO
Al referirse a la participación que deben tener las universidades en general y la UCU en particular en la preservación del río Uruguay, Sauret manifestó: “aspiramos a conformar un espacio académico de reflexión y preservación que integren las universidades, los municipios, la CARU , la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande, y la Comisión del Río de la Plata ”. Además anunció que la UCU tiene planificada la creación de dos observatorios; uno destinado al resarcimiento de daños por contaminación ambiental y otro sobre daños en materia de catástrofes viales internacionales, que están siendo analizados junto a la Universidad de Bari (Italia).
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domingo, 18 de abril de 2010

EL DERECHO A LA CIUDAD

Por David Harvey
Vivimos en una era en la que los ideales de los derechos humanos se han colocado en el centro de la escena tanto política como éticamente. Se ha gastado una gran cantidad de energía en promover su significado para la construcción de un mundo mejor, aunque la mayoría de los conceptos que
circulan no desafían fundamentalmente las lógicas de mercado liberales y neoliberales o los modos dominantes de legalidad y de acción estatal.

Vivimos,después de todo, en un mundo en el que los derechos a la propiedad
privada y el benefició aplastan todas las demás nociones de derechos.
Quiero explorar aquí otro tipo de derecho humano, el derecho a la ciudad.
¿Ha contribuido el impresionante ritmo y escala de urbanización de los
últimos cien años al bienestar humano? La ciudad, en palabras del sociólogo
urbano Robert Parker, es
el intento más exitoso del ser humano de rehacer el mundo en el que vive de
acuerdo con el deseo más íntimo de su corazón. Pero si la ciudad es el mundo
que el ser humano ha creado, es también el mundo en el que a partir de
ahora está condenado a vivir. Así pues, indirectamente y sin un sentido nítido
de la naturaleza de su tarea, al hacer la ciudad, el ser humano se ha rehecho
a sí mismo1.
La cuestión de qué tipo de ciudad queremos no puede estar divorciada
de la que plantea qué tipo de lazos sociales, de relaciones con la naturaleza,
de estilos de vida, de tecnologías y de valores estéticos deseamos.
El derecho a la ciudad es mucho más que la libertad individual de acceder
a los recursos urbanos: se trata del derecho a cambiarnos a nosotros
mismos cambiando la ciudad. Es, además, un derecho común antes que
individual, ya que esta transformación depende inevitablemente del ejercicio
de un poder colectivo para remodelar los procesos de urbanización.
La libertad de hacer y rehacer nuestras ciudades y a nosotros mismos es,
como quiero demostrar, uno de nuestros derechos humanos más preciosos,
pero también uno de los más descuidados.
1 Robert Park, On Social Control and Collective Behavior, Chicago, 1967, p. 3.
esde sus inicios, las ciudades han surgido mediante concentraciones
geográficas y sociales de un producto excedente. La urbanización siempre
ha sido, por lo tanto, un fenómeno de clase, ya que los excedentes
son extraídos de algún sitio y de alguien, mientras que el control sobre
su utilización habitualmente radica en pocas manos. Esta situación general
persiste bajo el capitalismo, por supuesto; pero dado que la urbanización
depende de la movilización del producto excedente, surge una conexión
íntima entre el desarrollo del capitalismo y la urbanización. Los
capitalistas tienen que producir un producto excedente a fin de producir
plusvalor; éste a su vez debe reinvertirse para generar más plusvalor. El
resultado de la reinversión continuada es la expansión de la producción
de excedente a un tipo de interés compuesto, y de ahí proceden las curvas
logísticas (dinero, producción y población) vinculadas a la historia de
la acumulación de capital, que es replicada por la senda de crecimiento
de la urbanización en el capitalismo.
La perpetua necesidad de encontrar sectores rentables para la producción
y absorción de capital excedente conforma la política del capitalismo y
enfrenta al capitalista con diversas barreras a la expansión continua y libre
de inconvenientes. Si el trabajo es escaso y los salarios son altos, o
bien el trabajo existente tiene que ser disciplinado –normalmente los dos
métodos más comunes son provocar un desempleo inducido tecnológicamente
o asaltar el poder de la clase obrera organizada–, o bien deben encontrarse
nuevas fuerzas de trabajo mediante la inmigración, la exportación
de capital o la proletarización de elementos de la población hasta
ese momento independientes. Los capitalistas deben también descubrir
nuevos medios de producción en general y nuevos recursos naturales en
particular, lo cual presiona de modo creciente sobre el entorno natural a
la hora de obtener las materias primas necesarias y absorber los residuos
inevitables. Los capitalistas necesitan también descubrir nuevas áreas de
extracción de recursos naturales, tarea que es con frecuencia el objetivo
de los esfuerzos imperialistas y neocoloniales.
Las leyes coercitivas de la competencia también fuerzan la continua implementación
de nuevas tecnologías y formas organizativas, dado que éstas
permiten que los capitalistas venzan a sus competidores que utilizan
métodos inferiores. Las innovaciones definen nuevos deseos y necesidades,
reducen el tiempo de rotación del capital y mitigan la fricción de la distancia,
lo cual limita el ámbito geográfico en el que el capitalista puede
buscar suministros ampliados de fuerza de trabajo, materias primas y demás
insumos productivos. Si no existe suficiente poder de compra en el
mercado, deben encontrarse nuevos mercados mediante la expansión del
comercio exterior, la promoción de nuevos productos y estilos de vida, la
creación de nuevos instrumentos crediticios y el gasto público y privado
financiado a través del endeudamiento. Si finalmente la tasa de beneficio
es demasiado baja, entonces la regulación estatal de la «competencia ruinosa
», la monopolización (fusiones y adquisiciones) y las exportaciones
de capital ofrecen vías de salida.
25
ARTÍCULOS
Si alguna de las mencionadas barreras no puede ser evitada, los capitalistas
no pueden reinvertir rentablemente su producto excedente, bloqueándose
la acumulación de capital y enfrentándolos a la crisis en la que su
capital puede devaluarse y en algunos casos destruirse físicamente. Las
mercancías excedentes pueden perder su valor o ser destruidas, mientras
que los activos y la capacidad productivos pueden dejar de utilizarse
como tales y quedar ociosos; el dinero mismo puede devaluarse mediante
la inflación, y la fuerza de trabajo, conocer el desempleo masivo. ¿Cómo
ha impulsado, pues, la necesidad de eludir estas barreras y de expandir
las áreas de actividad rentable la urbanización capitalista? Sostengo aquí
que la urbanización ha desempeñado un papel particularmente activo,
junto con fenómenos como los gastos militares, a la hora de absorber el
producto excedente que los capitalistas producen perpetuamente en su
búsqueda de beneficios.
Revoluciones urbanas
Consideremos, en primer lugar, el caso del París del Segundo Imperio. El
año de 1848 trajo consigo una de las primeras innegables crisis de capital
excedente y de fuerza de trabajo ociosa a escala europea, que golpeó
a París de modo especialmente duro, dando lugar a una revolución abortada
protagonizada por los trabajadores desempleados y por aquellos utópicos
burgueses que consideraban la república social como el antídoto a
la avaricia y la desigualdad que habían caracterizado a la Monarquía de
Julio. La burguesía republicana reprimió violentamente a los revolucionarios,
pero no logró resolver la crisis, que se zanjó con el ascenso al poder
de Luis Napoleón Bonaparte, quien organizó un golpe de Estado en
1851 proclamándose emperador el año siguiente. Para sobrevivir políticamente,
recurrió a una amplia represión de los movimientos políticos alternativos,
mientras que se enfrentó a la situación económica mediante un
vasto programa de inversión en infraestructuras tanto en el interior de
Francia como en el exterior, en donde acometió la construcción de ferrocarriles
en toda Europa y en Oriente, apoyando grandes obras como el
Canal de Suez. En el interior, Luis Napoleón consolidó la red de ferrocarriles,
construyó puertos y dársenas, y desecó zonas pantanosas, pero sobre
todo acometió la reconfiguración de la infraestructura urbana de París,
encargando a Georges Eugène Haussmann las obras públicas de la
ciudad en 1853.
Haussmann comprendió claramente que su misión era contribuir a resolver
el problema de la existencia de capital excedente y la situación de desempleo
existente mediante la urbanización. Reconstruir París absorbió
enormes cantidades de trabajo y capital para la época y, suprimiendo las
aspiraciones de la fuerza de trabajo parisina, fue un instrumento esencial
de estabilización social. Haussmann se inspiró en los planes utópicos que
fourieristas y saint-simonianos habían debatido durante la década de 1840
para remodelar París, introduciendo, no obstante, una importante diferen-
cia, ya que transformó la escala a la que se imaginó el proceso urbano.
Cuando el arquitecto Jacques Ignace Hittorff le presentó sus planes de un
nuevo bulevar, Haussmann se los devolvió diciéndole: «No es suficientemente
ancho […] le has dado una anchura de 40 metros y yo lo quiero
de 120 metros». Anexionó los suburbios y rediseñó barrios enteros como
el de Les Halles. Para llevar a cabo estos proyectos, Haussmann precisaba
de nuevas instituciones financieras y nuevos instrumentos de deuda
como el Crédit Mobilier y el Crédit Immobilier, que fueron instituidos de
acuerdo con líneas saint-simonianas. Haussmann ayudó, de hecho, a resolver
el problema de la utilización del excedente de capital estableciendo
un sistema protokeynesiano de mejoras urbanas en infraestructuras financiadas
mediante el endeudamiento.
El sistema funcionó muy bien aproximadamente durante quince años e
implicó no sólo la transformación de las infraestructuras urbanas, sino
también la construcción de un nuevo modo de vida y de persona urbana.
París se convirtió en «la ciudad de la luz», un gran centro de consumo,
turismo y placer; los cafés, los grandes almacenes, la industria de
la moda y las grandes exposiciones cambiaron la vida urbana de modo
que pudiera absorber enormes excedentes mediante el consumo. Tras
un tiempo, sin embargo, el sistema financiero, sobretensado y especulativo,
y las estructuras de crédito colapsaron en 1868. Haussmann fue
despedido; Napoleón III, desesperado, declaró la guerra a la Alemania
de Bismarck para perderla, creándose un vacío en el que se produjo la
Comuna de París, uno de los grandes episodios revolucionarios de la
historia urbana del capitalismo, desencadenado en parte por la nostalgia
del mundo que Haussmann había destrozado y por el deseo de los
trabajadores de recuperar la ciudad de la que habían sido desposeídos
por sus trabajos2.
Saltemos ahora a la década de 1940 en Estados Unidos. La descomunal
movilización para atender el esfuerzo de guerra había resuelto temporalmente
el problema del uso del excedente de capital, que había parecido
tan intratable durante la década de 1930, y el desempleo que había
traído aparejado, pero todo el mundo temía lo que podría suceder
una vez que la guerra concluyese. Políticamente la situación era peligrosa:
el gobierno federal estaba, en efecto, dirigiendo una economía nacionalizada
y mantenía una alianza con la Unión Soviética comunista,
mientras que fuertes movimientos sociales con inclinaciones izquierdistas
habían emergido durante la década de 1930. Como en la era de Luis
Bonaparte, las clases dominantes de la época consideraban necesaria
una vigorosa dosis de represión política, siendo demasiado familiar la
posterior historia de la política del mccarthysmo y de la Guerra Fría, cuyos
primeros signos abundaban ya a principios de la década de 1940.
26
ARTÍCULOS
2 Para un examen exhaustivo, véase David Harvey, Paris, Capital of Modernity, Nueva York,
2003 [ed. cast.: París, capital de la modernidad, Madrid, Akal, 2008].
En el frente económico, persistía la cuestión de cómo podría absorberse
el capital excedente.
En 1942, apareció en Architectural Forum una larga evaluación de las iniciativas
y trabajos de Haussmann, que documentaba con detalle lo que
éste había hecho, intentaba un análisis de sus errores y buscaba recuperar
su reputación como uno de los mayores urbanistas de todos los tiempos.
El artículo no era sino de Robert Moses, quien tras la Segunda Guerra Mundial
hizo en Nueva York lo que Haussmann había hecho en París3. Moses
cambió la escala de pensamiento sobre el proceso urbano. Mediante un
sistema de autopistas y transformaciones de infraestructuras, suburbanización
y la remodelación total no sólo de la ciudad sino del conjunto de la
región metropolitana, contribuyó a resolver el problema de la absorción
de capital excedente. Para lograrlo, exploró las nuevas instituciones financieras
y los modelos fiscales que liberarían el crédito necesario para
la expansión urbana financiada mediante el endeudamiento. Cuando este
proceso se extendió al conjunto de las mayores áreas metropolitanas estadounidenses
–de nuevo otro cambio de escala–, desempeñó un papel fundamental
a la hora de estabilizar el capitalismo global después de 1945,
periodo en el que Estados Unidos podía permitirse propulsar la economía
global no comunista incurriendo en déficits comerciales.
La suburbanización de Estados Unidos no fue únicamente cuestión de
nuevas infraestructuras. Como en el Segundo Imperio, implicó una transformación
radical de los estilos de vida, la introducción de nuevos productos:
de las viviendas a las neveras y los aires acondicionados, de los
dos coches en el garaje a un enorme incremento en el consumo de petróleo.
También alteró el paisaje político, ya que la propiedad subsidiada
de una vivienda para la clase media cambió el objeto de atención de la
acción comunitaria hacia la defensa de los valores de la propiedad y las
identidades individualizadas, canalizando el voto suburbano hacia el republicanismo
conservador. Se pensaba que era menos probable que los
propietarios de una vivienda, aplastados por la deuda, recurriesen a la
huelga. Este proyecto absorbió con éxito el excedente y aseguró la estabilidad
social, aunque a costa de vaciar los centros de los cascos urbanos
y generar descontento entre aquéllos, básicamente afro-americanos, a
quienes se les negaba el acceso a la nueva prosperidad.
A finales de la década de 1960, comenzó un tipo diferente de crisis; Moses,
como Haussmann, cayó en desgracia y su solución se consideró inapropiada
e inaceptable. Los tradicionalistas se agruparon en torno a Jane
Jacobs e intentaron contrarrestar la modernidad brutal de los proyectos de
Moses con una estética de barrio localizado. Pero las áreas suburbanas ya
habían sido construidas y el cambio radical del estilo de vida que traía
27
ARTÍCULOS
3 Robert Moses, «What Happened to Haussmann?», Architectural Forum LXXVII (julio de
1942), pp. 57-66.
aparejado había tenido innumerables consecuencias sociales, llevando a
las feministas, por ejemplo, a proclamar esas áreas como el lugar de sus
descontentos primordiales. Si la haussmannización desempeñó un papel
en las dinámicas de la Comuna de París, las características descarnadas
del modo de vida suburbano también desempeñaron su parte en los espectaculares
acontecimientos que tuvieron lugar en Estados Unidos en
1968. Los estudiantes blancos de clase media mostraron su descontento
desencadenando una fase de revuelta mediante la búsqueda de alianzas
con grupos marginales que reivindicaban los derechos civiles y agrupándose
contra el imperialismo estadounidense para construir otro tipo de
mundo, que incluía también otro tipo de experiencia urbana.
En París, la campaña para detener la vía rápida de la margen izquierda y
la destrucción de barrios tradicionales por la invasión de «gigantes de altura
» como la Place d’Italie y la torre Montparnasse ayudó a animar las
mayores dinámicas del levantamiento de 1968. En este contexto, Henri
Lefebvre escribió La revolution urbaine, que predijo no sólo que la urbanización
era central para la supervivencia del capitalismo y, por lo tanto,
susceptible necesariamente de convertirse en objeto crucial de la lucha de
clases y de la lucha política, sino que estaba despareciendo paulatinamente
la distinción entre el campo y la ciudad mediante la producción de espacios
integrados a lo largo del territorio nacional, si no más allá del mismo4.
El derecho a la ciudad tenía que significar el derecho a dirigir la
totalidad del proceso urbano, que estaba dominando cada vez más el
campo mediante fenómenos que iban del agribusiness a la segunda residencia
y el turismo rural.
De la mano de la revuelta de 1968 vino la crisis financiera de las instituciones
crediticias que, al financiar la deuda, habían propiciado un boom
inmobiliario durante las décadas precedentes. La crisis se intensificó a finales
de la de 1960 hasta que el sistema capitalista colapsó, primero con
la explosión de la burbuja del mercado inmobiliario en 1973, a la que siguió
la quiebra de la ciudad de Nueva York en 1975. Como indicó William
Tabb, la respuesta a las consecuencias de esta última avanzaron, de
hecho, la construcción de la respuesta neoliberal a los problemas de perpetuar
el poder de clase reanimando la capacidad de absorber los excedentes
que el capitalismo debe producir para sobrevivir5.
Rodear el globo
Demos otro salto hasta la coyuntura actual. El capitalismo internacional
ha conocido una rápida serie de crisis y debacles –Asia oriental y sudo-
28
ARTÍCULOS
4 Henri Lefebvre, The Urban Revolution, Minneapolis, 2003, y Writings on Cities, Oxford, 1996.
5 William Tabb, The Long Default. New York City and the Urban Fiscal Crisis, Nueva York,
1982.
29
ARTÍCULOS
riental en 1997-1998; Rusia en 1998; Argentina en 2001–, pero hasta tiempos
recientes había evitado una crisis global, aun teniendo en cuenta la
inestabilidad crónica para disponer del excedente de capital. ¿Cuál fue el
papel de la urbanización para estabilizar esta situación? En Estados Unidos,
se acepta la opinión de que el sector de la vivienda fue un importante
estabilizador de la economía, particularmente tras el hundimiento
del sector de la alta tecnología a finales de la década de 1990, y un componente
activo de la expansión en los primeros años de la actual. El mercado
de la vivienda absorbió directamente una gran cantidad de capital
excedente mediante la construcción de centros urbanos así como de viviendas
y espacios de oficina suburbanos, mientras que la rápida inflación
de los precios de los activos de la vivienda –respaldado por una generosa
ola de refinanciación hipotecaria a tipos de interés históricamente bajos–
estimuló el mercado interior estadounidense de bienes de consumo
y de servicios. La expansión urbana estadounidense contribuyó parcialmente
a estabilizar la economía global, en un momento en que Estados
Unidos soportaba enormes déficits comerciales con el resto del mundo,
endeudándose aproximadamente por un monto de 2 millardos de dólares
diarios para alimentar su insaciable pauta de consumo así como las
guerras de Iraq y Afganistán.
Pero el proceso urbano ha experimentado otra transformación de escala.
Se ha hecho, dicho en una palabra, global. Los booms inmobiliarios en el
Reino Unido y en España, así como en otros muchos países, han ayudado
a propulsar una dinámica capitalista de modos que se asemejan a
grandes rasgos a lo que ha sucedido en Estados Unidos. La urbanización
de China durante los últimos veinte años ha sido de un carácter diferente,
concentrándose en el desarrollo de su infraestructura, siendo incluso
más importante que el proceso estadounidense. Su ritmo se intensificó
enormemente tras una breve recesión en 1997, hasta el punto de que
China ha consumido casi la mitad de la producción mundial de cemento
desde 2000. Más de cien ciudades han rebasado el punto de inflexión
del millón de habitantes durante este periodo, y pequeños pueblos como
Shenzhen se han convertido en gigantescas metrópolis de entre 6 y 10 millones
de habitantes. Colosales proyectos de infraestructuras, que incluyen
presas y autopistas financiadas de nuevo mediante el endeudamiento,
están transformando el paisaje. Las consecuencias para la economía
global y la absorción de capital excedente han sido significativas: Chile
crece espectacularmente gracias al alto precio del cobre, Australia avanza
a pasos de gigante e incluso Brasil y Argentina se han recuperado en parte
gracias a la fortaleza de la demanda china de materias primas.
¿Es la urbanización de China, por lo tanto, el estabilizador primario del
capitalismo global en la actualidad? La respuesta tiene que ser un sí matizado,
porque China es únicamente el epicentro de un proceso de urbanización
que ahora se ha hecho genuinamente global, en parte por mor
de la impresionante integración de los mercados financieros que han utilizado
su flexibilidad para financiar mediante el endeudamiento el desa-
30
ARTÍCULOS
rrollo urbano en todo el mundo. El banco central chino, por ejemplo, se
ha mostrado activo en el mercado hipotecario estadounidense, mientras
que Goldman Sachs se ha involucrado intensamente en el vigoroso mercado
inmobiliario de Bombay y el capital de Hong Kong ha invertido en
Baltimore. En medio de una marea de migrantes empobrecidos, la construcción
ha crecido de un modo inusitado en Johannesburgo, Taipei y
Moscú, así como en las ciudades de los países capitalistas centrales, como
Londres y Los Ángeles. Impresionantes si no criminalmente absurdos resultan
los proyectos de megaurbanización que han emergido en Oriente
Próximo en lugares como Dubai y Abu Dhabi, los cuales han absorbido
los excedentes procedentes de la riqueza del petróleo en los modos más
obscenos, socialmente injustos y ambientalmente despilfarradores.
Esta escala global dificulta la comprensión de que lo que está sucediendo
es teóricamente similar a las transformaciones que Haussmann supervisó
en París, dado que el boom urbanizador global ha dependido, como
sucedió con los que le antecedieron, de la construcción de nuevas instituciones
y dispositivos financieros para organizar el crédito necesario
para sostenerlo. Las innovaciones financieras lanzadas durante la década
de 1980 –titularización y serialización de las hipotecas locales para ser
vendidas en todo el mundo y establecimiento de nuevos vehículos para
negociar obligaciones de deuda garantizada– han desempeñado un papel
fundamental, siendo sus principales beneficios la dispersión del riesgo y
la posibilidad de crear fondos de ahorro excedente de más fácil acceso
para la demanda de vivienda. Estas innovaciones financieras también
han reducido los tipos de interés globales, al tiempo que generaban inmensas
fortunas para los intermediarios financieros que trabajaban con
esos prodigios. Pero dispersar el riesgo no significa eliminarlo. Además,
el hecho de que éste pueda distribuirse tan ampliamente, estimula comportamientos
locales todavía más arriesgados, porque el pasivo puede
transferirse a otra parte. Sin controles adecuados de evaluación del riesgo,
esta ola de financiarización se ha traducido ahora en la doble crisis
de las hipotecas subprime y del valor de los activos inmobiliarios. El resultado
de todo ello se concentró primero en las ciudades estadounidenses,
con implicaciones particularmente serias para los afroamericanos de
bajos ingresos ubicados en el centro de las ciudades y los hogares a cargo
de una mujer soltera. Ha afectado también a aquellos que, incapaces
de permitirse los elevadísimos precios de la vivienda en los centros urbanos,
especialmente en el sudoeste, fueron obligados a desplazarse a
las periferias metropolitanas: aquí decidieron especular, inicialmente pagando
tipos de interés baratos, con viviendas adosadas ya construidas,
enfrentándose ahora a costes de desplazamiento crecientes a medida que
aumenta el precio del petróleo y con cuotas hipotecarias cada vez mayores
cuando comienzan a pagar los intereses de acuerdo con los tipos
de mercado.
La crisis actual, con sus severas repercusiones locales sobre la vida y las
infraestructuras urbanas, amenaza también la totalidad de la arquitectu-
ra del sistema financiero global y puede desencadenar, además, una recesión
de envergadura. Los paralelos con la década de 1970 son escalofriantes,
incluida la inmediata respuesta con la concesión de dinero fácil
por parte de la Reserva Federal en 2007-2008, que generará casi con
toda seguridad fuertes corrientes de inflación incontrolable, si no una
situación de estanflación, en un futuro no muy lejano. Sin embargo, la
situación es mucho más compleja en la actualidad, y sigue siendo una
cuestión abierta si China puede compensar una debacle seria de Estados
Unidos; incluso parece que en aquel país el ritmo de la urbanización
puede estar ralentizándose6. Los sistemas de negociación informatizados
que operan prácticamente en tiempo real siempre amenazan
con crear una gran divergencia en el mercado, que ya está produciendo
una increíble volatilidad en la negociación bursátil y que precipitará
una crisis masiva que requerirá repensar totalmente cómo funcionan
no sólo los mercados monetarios y financieros, sino también su relación
con la urbanización.
Propiedad y pacificación
Como en todas las fases precedentes, esta última radical expansión del
proceso urbano ha traído aparejadas increíbles transformaciones de los
estilos de vida. La calidad de la vida urbana se ha convertido en una mercancía,
como la ciudad misma, en un mundo en el que el consumismo,
el turismo, las industrias culturales y las basadas en el conocimiento se
han convertido en aspectos esenciales de la economía política urbana. La
inclinación posmoderna a estimular la formación de nichos de mercado
–tanto en los hábitos de consumo como en las formas culturales– acecha
la experiencia urbana contemporánea con un aura de libertad de elección,
siempre que se disponga de dinero para ello. Grandes centros y superficies
comerciales proliferan como lo hacen los restaurantes de fast
food y los mercados de productos artesanales. Asistimos ahora, como señala
el sociólogo urbano Sharon Zukin, a la «pacificación mediante el cappuccino
». Incluso la incoherente, blanda y monótona promoción de vivienda
adosada suburbana, que continúa dominando en muchas áreas,
recibe ahora su antídoto en la forma de un movimiento en pro de un
«nuevo urbanismo» que oferta la venta de comunidad y estilos de vida de
calidad para cumplir todo tipo de sueños urbanos. Éste es un mundo en
el que la ética neoliberal de un intenso individualismo posesivo y su correspondiente
retirada política de las formas de acción colectiva se convierte
en el modelo de la socialización humana7. La defensa de los valores
de la propiedad se convierte en un interés político tan fundamental
que, como señala Mike Davis, las asociaciones de propietarios en el esta-
31
ARTÍCULOS
6 Richard Bookstaber, A Demon of Our Own Design. Markets, Hedge Funds and the Perils of
Financial Innovation, Hoboken (NJ), 2007.
7 Hilde Nafstad et al., «Ideology and Power. The Influence of Current Neoliberalism in Society»,
Journal of Community and Applied Social Psychology XVII, 4 (julio de 2007), pp. 313-327.
do de California se han convertido en bastiones de la reacción política, si
no de fascismos fragmentados a escala de barrio8.
Vivimos cada vez más en áreas urbanas divididas y proclives al conflicto.
Durante las últimas tres décadas, el giro neoliberal ha restaurado el poder
de clase en manos de las elites ricas. En México han aparecido 14 milmillonarios
desde entonces, y en 2006 el país se jactaba de que un connacional,
Carlos Slim, era el hombre más rico del planeta, al tiempo que las
rentas de los pobres se habían estancado o directamente disminuido. Los
resultados se hallan indeleblemente grabados en las formas espaciales de
nuestras ciudades, caracterizadas cada vez más por fragmentos fortificados,
comunidades valladas y espacios públicos privatizados sometidos a constante
vigilancia. En el mundo en vías de desarrollo en particular, la ciudad
se está dividiendo en diferentes partes separadas, con la evidente formación de
innumerables «micro Estados». Barrios ricos dotados de todo tipo de servicios,
tales como escuelas exclusivas, campos de golf y de tenis, y servicios privados
de policía que patrullan el área de modo permanente, se entrelazan con asentamientos
ilegales en los que puede disponerse de agua únicamente en fuentes
públicas, no existe alcantarillado, la electricidad es pirateada por unos pocos privilegiados,
las calles se convierten en barrizales cuando llueve, y donde compartir
casa es la norma. Cada fragmento parece vivir y funcionar de modo autónomo,
aferrándose tenazmente a lo que ha sido capaz de conseguir en la
lucha diaria por la supervivencia9.
Bajo estas condiciones, los ideales de identidad urbana, ciudadanía y pertenencia
–ya amenazados por la difusión del malestar de la ética neoliberal–
resultan mucho más difíciles de sostener. La redistribución privatizada mediante
la actividad criminal amenaza la seguridad a cada paso, promoviendo demandas
populares para que sea suprimida por la policía. Incluso la idea de
que la ciudad podría funcionar como cuerpo político colectivo, un lugar en
el que y desde el que los movimientos sociales progresivos podrían emanar,
no parece plausible. Existen, sin embargo, movimientos sociales urbanos
que intentan superar el aislamiento y remodelar la ciudad de acuerdo con
una imagen diferente de la promovida por los promotores inmobiliarios respaldados
por el capital financiero, el capital corporativo y un aparato de Estado
cada vez más imbuido por una lógica estrictamente empresarial.
Desposesiones
La absorción de excedente mediante la transformación urbana tiene un
aspecto todavía más siniestro, que ha implicado repetidas explosiones de
32
ARTÍCULOS
8 Mike Davis, City of Quartz. Excavating the Future in Los Angeles, Londres y Nueva York,
1990 [ed. cast.: Ciudad de cuarzo, Madrid, Lengua de Trapo, 2003].
9 Marcello Balbo, «Urban Planning and the Fragmented City of Developing Countries», Third
World Planning Review XV, 1 (1993), pp. 23-35.
reestructuración urbana mediante la «destrucción creativa», que tiene casi
siempre una dimensión de clase, dado que son los pobres, los no privilegiados
y los marginados del poder político quienes sufren primeo y en
mayor medida las consecuencias de este proceso en el que la violencia
es necesaria para construir el nuevo mundo urbano a partir de las ruinas
del viejo. Haussmann desgarró los viejos barrios pobres de París, utilizando
el poder de la expropiación en nombre de la mejora y la renovación
cívicas, e implementó deliberadamente la expulsión de buena parte de la
clase obrera y de otros elementos levantiscos presentes en el centro de
la ciudad, donde constituían una amenaza al orden público y al poder.
Creó una forma urbana en la que pensaba –incorrectamente, como se demostró
en 1871– que, con niveles suficientes de vigilancia y control militar,
podría garantizarse que los movimientos revolucionarios serían domeñados
con facilidad. Sin embargo, como Engels señalo en 1872:
En realidad, la burguesía dispone únicamente de un método para resolver el
problema de la vivienda de modo vacilante, es decir, resolverlo de modo que
la solución continuamente reproduzca de nuevo el problema. Este método se
llama «Haussmann» […] No importa qué diferentes puedan ser las razones, el
resultado siempre es el mismo; los escandalosos callejones y callejuelas desaparecen
acompañados por las generosas autoalabanzas de la burguesía que
explican el tremendo éxito cosechado, pero reaparecen de nuevo inmediatamente
en algún otro sitio […] La misma necesidad económica que los produjo
en una primera ubicación, los reproduce en otro lugar10.
Llevó más de cien años completar el aburguesamiento del centro de París,
con las consecuencias vistas en los recientes levantamientos y en la ola de
violencia que sacudió los suburbios aislados que atrapan a los migrantes
marginados y a los trabajadores y jóvenes desempleados. Lo triste en este
caso, por supuesto, es que la situación descrita por Engels se reproduce
de modo recurrente a lo largo de la historia. Robert Moses «empuñó el hacha
en el Bronx», según sus propias palabras, cosechando largos y ruidosos
lamentos de los grupos y movimientos vecinales. En el caso de París
y Nueva York, una vez que el poder de las expropiaciones del Estado ha
sido objeto de resistencia y contención exitosas, se desencadena una progresión
más insidiosa y cancerosa a través de la disciplina presupuestaria
municipal, la especulación inmobiliaria y la zonificación del uso del suelo
de acuerdo con la tasa de beneficio de su «más elevado y mejor uso». Engels
comprendió esta secuencia de modo más que certero:
El crecimiento de las grandes ciudades modernas concede al suelo localizado
en determinadas áreas, particularmente en aquellas que se hallan centralmente
situadas, un incremento artificial y colosal de su valor. Los edificios erigidos
sobre las mismas deprimen su valor en vez de incrementarlo, porque dejan de
estar adaptados a circunstancias que no dejan de modificarse, siendo entonces
33
ARTÍCULOS
10 Friedrich Engels, The Housing Question, Nueva York, 1935, pp. 74-77.
derribados y sustituidos por otros, lo cual sucede sobre todo con las viviendas
de los trabajadores que se hallan ubicadas en los centros de las ciudades y cuyas
rentas, incluso forzando al máximo su congestión, nunca pueden, o lo hacen
muy lentamente, incrementarse por encima de determinado máximo. Son
demolidas y en su lugar se construyen tiendas, almacenes y edificios públicos11.
Aunque esta descripción fue escrita en 1872, es aplicable directamente al
desarrollo urbano contemporáneo en gran parte de Asia –Delhi, Seúl,
Bombay–, así como a los procesos de gentrificación de Nueva York. En
el corazón de la urbanización característica del capitalismo radica un proceso
desplazamiento y lo que yo denomino «acumulación por desposesión
»12. Se trata de la contraimagen de la absorción de capital mediante el
redesarrollo urbano, que da lugar a numerosos conflictos en torno a la
captura de suelo valioso en manos de las poblaciones de renta baja que
han podido vivir en esas ubicaciones durante muchos años.
Considérese el caso de Seúl durante la década de 1990: las empresas de
construcción y los promotores inmobiliarios contrataron escuadras de matones
con complexión de luchadores de sumo para invadir los barrios de
las colinas de la ciudad, que no sólo demolieron y destrozaron las viviendas
sino también todas las pertenencias de aquellos que habían construido
sus propias casas durante la década de 1950 en terrenos que se habían
convertido ahora en suelo de gran valor. Edificios de gran altura, que
no muestran traza alguna de la brutalidad que permitió su construcción,
cubren ahora la mayoría de esas colinas. En Bombay, entretanto, 6 millones
de personas oficialmente consideradas como chabolistas se hallan instaladas
en terrenos sobre los que no poseen título legal alguno; todos los
mapas de la ciudad dejan estos lugares en blanco. Con la pretensión de
convertir Bombay en un centro financiero global digno de rivalizar con
Shanghai, el boom inmobiliario se ha intensificado y el suelo que ocupan
estos habitantes ilegales parece cada vez más valioso. Dharavi, una de las
áreas urbanas hiperdegradadas más prominentes de Bombay, se estima
que puede tener un valor de 2 millardos de dólares. La presión para desalojarla
–aduciendo razones ambientales y sociales que ocultan el apoderamiento
del suelo– asciende día tras día. Los poderes financieros, respaldados
por el Estado, presionan para que se produzca un desalojo por la
fuerza, con la intención de apropiarse violentamente de terrenos en algunos
casos ocupados durante una generación. Se trata de acumulación de
capital mediante booms de actividad inmobiliaria, ya que el suelo se adquiere
prácticamente sin ningún coste.
¿Será compensada la gente que es desplazada? Los afortunados obtendrán
algo, pero aunque la Constitución india especifica que el Estado tiene la
34
ARTÍCULOS
11 Ibid., p. 23
12 D. Harvey, The New Imperialism, Oxford, 2003, capítulo 4 [ed. cast.: El nuevo imperialismo,
Madrid, Akal, 2004].
obligación de proteger las vidas y el bienestar del conjunto de la población,
con independencia de la clase o la casta, y de garantizar los derechos
a la vivienda y el alojamiento, el Tribunal Supremo ha dictado sentencias
que reescriben esa exigencia constitucional. Como los habitantes
de esas áreas urbanas hiperdegradadas son ocupantes ilegales y muchos
no pueden demostrar de modo irreprochable una residencia prolongada,
no tienen derecho de compensación. Conceder tal derecho, afirma el
Tribunal Supremo, equivaldría a recompensar a los rateros por sus acciones,
de modo que los ocupantes ilegales, o bien resisten y luchan, o bien
se trasladan con sus pocas pertenencias para acampar en los márgenes de
las autopistas o donde puedan encontrar un reducido lugar para instalarse13.
Ejemplos de desposesión pueden encontrarse también en Estados
Unidos, aunque éstos tienden a ser menos brutales y más legalistas: el derecho
del Estado al dominio eminente ha sido objeto de abuso a fin de
desplazar a residentes establecidos en viviendas razonables en beneficio
de usos del suelo de mayor importancia como grandes edificios de viviendas
y centros comerciales. Cuando tal comportamiento llegó al Tribunal
Supremo estadounidense, los jueces sentenciaron que era constitucional
que las autoridades locales se comportasen de ese modo para incrementar
la base imponible de sus impuestos sobre la propiedad14.
En China, millones de personas están siendo desposeídas de los espacios
que han ocupado durante largo tiempo, ascendiendo a 3 millones únicamente
en Pekín. Como carecen de derechos de propiedad privada, el Estado
puede simplemente desplazarlos por decreto, ofreciendo un pequeño
pago en metálico para ayudarles en su nueva situación, antes de conceder
con gran beneficio el suelo a los promotores. En algunos casos, la
gente se ha movido voluntariamente, pero abundan las noticias de casos
de gran resistencia, que son respondidos con una represión brutal por el
Partido Comunista. En China abundan los casos de desplazamientos de
población en los márgenes rurales, que ilustran el significado de la idea
de Lefebvre, visionariamente articulada en la década de 1960, de que la
distinción entre lo urbano y lo rural se estaba disolviendo en un conjunto
de espacios porosos de desarrollo geográfico desigual bajo el poder
hegemónico del capital y del Estado. Esto ha sucedido en India, donde
los gobiernos central y estatal favorecen ahora el establecimiento de Zonas
Económicas Especiales, supuestamente para el desarrollo industrial,
aunque la mayoría del suelo se dedica a la urbanización. Esta política ha
conducido a enconadas batallas contra los productores agrícolas, cuyo
epítome fue la masacre de Nandigram en Bengala occidental en marzo de
2007, orquestada por el gobierno marxista del estado. El intento de encontrar
terrenos para el Grupo Salim, un conglomerado indonesio, por
parte del gobierno del PCI (marxista) se saldó con el envío de la policía
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ARTÍCULOS
13 Usha Ramanathan, «Illegality and the Urban Poor», Economic and Political Weekly, 22 de
julio de 2006; Rakesh Shukla, «Rights of the Poor. An Overview of Supreme Court», Economic
and Political Weekly, 2 de septiembre de 2006.
14 Kelo versus New London, CT, decidió el 23 de junio de 2005 en el caso 545 US 469 (2005).
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ARTÍCULOS
15 Gran parte de estas ideas provienen del libro de Hernando de Soto, The Mystery of Capital.
Why Capitalism Triumphs in the West and Fails Everywhere Else, Nueva York, 2000; véase
también el análisis crítico de Timothy Mitchell, «The Work of Economics. How a Discipline Makes
its World», Archives Européennes de Sociologie XLVI, 2 (agosto de 2005), pp. 297-320.
16 Mike Davis, Planet of Slums, Londres y Nueva, 2006 [ed. cast.: Planeta de ciudades miseria,
Madrid, Foca, 2007].
para dispersar a los habitantes del pueblo, de los cuales 14 murieron y
docenas fueron heridos. Los derechos de propiedad en este caso no proporcionaron
ninguna protección.
¿Qué opinar, por otro lado, de la propuesta aparentemente progresista de
conceder derechos de propiedad privada a las poblaciones que ocupan
ilegalmente, proporcionándoles activos que les permitirían salir de la pobreza?
15. Un plan de este tipo se está discutiendo ahora para las favelas
de Rio de Janeiro, por ejemplo. El problema es que los pobres, asediados
por la inseguridad de su renta y frecuentes dificultades financieras, pueden
ser persuadidos fácilmente de vender ese activo por un pago en metálico
relativamente bajo. Los ricos habitualmente rechazan renunciar a
sus activos de valor sin importar lo elevado que pueda ser el precio ofrecido
por ellos, lo cual explica por qué Moses pudo empuñar el hacha en
el Bronx de rentas bajas, pero no en la rica Park Avenue. El efecto duradero
de la privatización de la vivienda social en Gran Bretaña por Margaret
Thatcher ha sido crear una estructura de alquileres y precios en toda
el área del Londres metropolitano que impide a los grupos de renta baja
o incluso de clase media el acceso a una vivienda en punto alguno próximo
al centro urbano. Apuesto que en quince años, si continúan las tendencias
actuales, la totalidad de las colinas de Rio de Janeiro ocupadas
por favelas estarán cubiertas por altos edificios de viviendas con vistas fabulosas
sobre la idílica bahía de la ciudad, mientras que los anteriores habitantes
de aquéllas habrán sido filtrados a alguna remota periferia.
Formular demandas
La urbanización, podemos concluir, ha desempeñado un papel crucial en
la absorción de los excedentes de capital, siempre a una escala geográfica
cada vez mayor, pero al precio de un proceso impresionante de destrucción
creativa que ha desposeído a las masas de todo derecho a la ciudad, cualesquiera
que sean éstos. El planeta como terreno de construcción choca
con el «planeta de ciudades miseria»16. Periódicamente esto acaba en revuelta,
como en París en 1871 o en Estados Unidos tras el asesinato de
Martin Luther King en 1968. Si, como parece probable, las dificultades
presupuestarias crecen y la hasta ahora exitosa fase neoliberal, posmoderna
y consumista de urbanización capitalista mediante la absorción de excedente
llega a su fin y se desencadena una crisis de mayores dimensiones,
entonces se plantea la siguiente pregunta: ¿dónde está nuestro 1968
o, dicho más llamativamente, nuestra versión de la Comuna? Como sucede
con el sistema financiero, la respuesta va a ser mucho más compleja
precisamente porque el proceso urbano presenta ahora un alcance global.
Los signos de rebelión se prodigan por doquier: el malestar en China
e India es crónico, las guerras civiles desgarran África, América Latina
está en fermento. Cualquiera de estas revueltas podría ser contagiosa. A
diferencia del sistema financiero, sin embargo, los movimientos urbanos
y periurbanos de oposición, que abundan en todo el mundo, no se ha-
llan estrechamente interrelacionados; de hecho, la mayoría no tienen conexión
entre sí. Si algo los hiciera conectarse entre sí, ¿qué exigirían?
La respuesta a esta última pregunta es realmente simple en teoría: mayor
control democrático sobre la producción y utilización del excedente. Dado
que el proceso urbano es un canal esencial de uso del excedente, instituir
una gestión democrática sobre su despliegue urbano constituye el derecho
a la ciudad. A lo largo de la historia capitalista, parte del plusvalor
ha sido gravado fiscalmente, y durante las fases socialdemócratas la proporción
a disposición del Estado ha crecido de modo significativo. El proyecto
neoliberal de los últimos 30 años ha estado orientado hacia la privatización
de ese control. Los datos del conjunto de países de la OCDE
muestran, sin embargo, que la parte gestionada por el Estado del producto
bruto se ha mantenido prácticamente constante desde la década de
197017. El mayor logro del asalto neoliberal ha sido, por consiguiente, impedir
que la cuota pública se expandiese como lo hizo durante la década
de 1960. El neoliberalismo también ha creado nuevos sistemas de governance
que integran los intereses del Estado y de las empresas, y que,
mediante el uso del poder del dinero, han asegurado que la utilización
del excedente a través de la Administración pública favorezca al capital
corporativo y a las clases dominantes a la hora de conformar el proceso
urbano. Incrementar la proporción del excedente detentado por el Estado
únicamente tendrá un impacto positivo si éste es sometido de nuevo
a control democrático.
Es obvio que el derecho a la ciudad está cayendo cada vez más en manos
de intereses privados o cuasi privados. En Nueva York, por ejemplo,
el milmillonario alcalde Michael Bloomberg está remodelando la ciudad
en sintonía con los promotores, Wall Street y los elementos de la clase capitalista
transnacional, promoviéndola como una ubicación óptima para
las empresas de alta gama y un destino fantástico para los turistas. Está
convirtiendo Manhattan en una inmensa comunidad vallada para los ricos.
En Ciudad de México, Carlos Slim había remodelado las calles del
centro para agradar la mirada de los turistas. Pero no sólo se trata de que
individuos ricos ejerzan un poder directo. En la ciudad de New Haven,
carente de recursos para la reinversión urbana, está Yale, una de las universidades
más ricas del mundo, que está rediseñando gran parte del tejido
urbano para adaptarlo a sus necesidades. Johns Hopkins University
está haciendo lo propio con la zona oriental de Baltimore, y Colombia
University planea hacer lo mismo respecto a determinadas áreas de Nueva
York: ambas iniciativas han desencadenado movimientos vecinales de
resistencia. El derecho a la ciudad, tal como se halla hoy constituido, se
encuentra demasiado restringido, en la mayoría de los casos, a una reducida
elite política y económica que se halla en condiciones cada vez más
de conformar las ciudades de acuerdo con sus propios deseos.
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ARTÍCULOS
17 OECD Factbook 2008. Economic, Environmental and Social Statistics, París, 2008, p. 225.
Cada mes de enero, la Oficina del Interventor del Estado de Nueva York
publica una estimación del total de bonos pagados por Wall Street durante
los anteriores 12 meses. En 2007, un año desastroso para los mercados
financieros desde todo punto de vista, esos bonos ascendieron a 33,2 millardos
de dólares, tan sólo un 2 por 100 menos que el año anterior. A
mediados del verano de 2007, la Reserva Federal y el Banco Central Europeo
inyectaron miles de millones de dólares en créditos a corto plazo
en el sistema financiero para asegurar su estabilidad, y posteriormente la
Fed redujo espectacularmente los tipos de interés e inyectó enormes cantidades
de liquidez cada vez que el índice Dow amenazaba con caer estrepitosamente.
Entretanto, aproximadamente dos millones de personas
han perdido o están a punto de perder sus viviendas por la ejecución de
sus hipotecas. Muchos barrios urbanos e incluso comunidades periurbanas
en Estados Unidos han sido clausuradas y vandalizadas, destrozadas
por las prácticas prestamistas de las instituciones financieras. Esta población
no percibe bonos. En realidad, dado que la ejecución hipotecaria significa
la condonación de la deuda, lo cual es considerado como una renta en Estados
Unidos, muchos de los expulsados se enfrentan a una importante
carga tributaria en concepto de impuesto sobre la renta por un dinero que
nunca estuvo en sus manos. Esta asimetría no puede entenderse sino
como una contundente y masiva forma de confrontación de clase. Está
desencadenándose un «Katrina financiero», que amenaza, convenientemente
para los promotores inmobiliarios, con barrer barrios enteros de
renta baja ubicados en terrenos potencialmente de alto valor situados en
el centro de las ciudades, de forma mucho más eficaz y rápida de lo que
sería posible con los expedientes de expropiación forzosa.
Durante el siglo XXI veremos surgir una oposición coherente a estas pautas
de comportamiento. Existen ya, por supuesto, una gran cantidad de
diversos movimientos sociales que se concentran en la cuestión urbana,
desde India y Brasil hasta China, España, Argentina y Estados Unidos. En
2001, se insertó un anexo sobre la ciudad en la Constitución brasileña,
fruto de la presión ejercida por los movimientos sociales, que reconocía
el derecho colectivo a la ciudad18. En Estados Unidos, se ha sugerido que
los 700 millardos de dólares destinados a rescatar a las instituciones financieras
se entreguen a un Banco para la Reconstrucción que serviría para
evitar las ejecuciones hipotecarias y financiar proyectos para revitalizar los
barrios y renovar las infraestructuras municipales. La crisis urbana que
está afectando a millones de personas se pondría por delante de las necesidades
de los grandes inversores y financieros. Desafortunadamente,
los movimientos sociales no son lo suficientemente fuertes como para imponer
esta solución, ni han convergido todavía en torno al objetivo singular
de obtener un mayor control sobre los usos del excedente y mucho
menos sobre las condiciones de su producción.
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ARTÍCULOS
18 Edésio Fernandes, «Constructing the “Right to the City” in Brazil», Social and Legal Studies
XVI, 2 (junio de 2007), pp. 201-219.
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ARTÍCULOS
En este momento de la historia, ésta tiene que ser una lucha global, predominantemente
con el capital financiero, ya que ésta es la escala a la
que trabajan en la actualidad los procesos de urbanización. Obviamente,
la tarea política de organizar tal confrontación es difícil, cuando no apabullante.
Sin embargo, las oportunidades se multiplican, porque, como
demuestra este breve texto, las crisis estallan recurrentemente en torno a
la urbanización tanto local como globalmente, y las metrópolis se han
convertido en el punto de colisión masiva –¿nos atrevemos a llamarlo lucha
de clases?– de la acumulación por desposesión impuesta sobre los
menos pudientes y del impulso promotor que pretende colonizar espacio
para los ricos.
Dar un paso adelante para unificar estas luchas supone adoptar el derecho
a la ciudad como eslogan práctico e ideal político, porque el mismo
plantea la cuestión de quién domina la conexión necesaria entre urbanización
y producción y utilización del excedente. La democratización de
ese derecho y la construcción de un amplio movimiento social para hacerlo
realidad son imprescindibles si los desposeídos han de recuperar el
control sobre la ciudad del que durante tanto tiempo han estado privados,
y desean instituir nuevos modos de urbanización. Lefebvre tenía razón
en insistir en que la revolución tiene que ser urbana, en el más amplio
sentido de este término, o no será.
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POSICIÓN DE LA CÁTEDRA CON RESPECTO A LA REVISIÓN DEL PECU

Concepción del Uruguay, Abril de 2010.-
Señores
Consejo de Revisión del
Plan Estratégico de Concepción del Uruguay
S / D
Los abajo firmantes, docentes de la Cátedra de Planificación Urbanística de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Concepción del Uruguay, nos sentimos en la obligación de dirigirnos a ustedes para plantear nuestra posición con respecto a la convocatoria para participar en la reformulación del Plan Estratégico de Concepción del Uruguay.

En primer lugar manifestamos que se debería haber previsto la participación de la comunidad desde el inicio, colaborando en la enunciación de los propósitos y estableciendo, sobre todo, reglas claras de funcionamiento, para lo cual es preciso acordar una metodología de trabajo participativa, a partir de un estudio profundo de los actores sociales que han acompañado históricamente los procesos de planificación y gestión locales y quienes están cumpliendo actualmente roles significativos en el mejoramiento de la calidad de vida de la población uruguayense. Además, debería haber un compromiso cierto acerca de la continuidad del proceso a través de su institucionalización y de una articulación efectiva entre el plan y las estructuras de gestión del municipio como coordinador y garante de su realización.
En segundo lugar no entendemos cómo se puede reformular o revisar aquello que nunca fue puesto en marcha. Tal como se plantea en el documento, existe una gran confusión entre el Plan Estratégico y el Código de Ordenamiento Urbano, que es solo una de las respuestas al 4º eje estratégico; por lo tanto lo que fue consensuado en el PECU, con la coordinación del Arq. Alfredo Garay, al no haber sido aplicado no es sencillo de evaluar; y por lo tanto requiere una acción coordinada, interdisciplinaria e interinstitucional, con instancias de debate que no pueden de ninguna manera agotarse en uno o dos meses de trabajo en el marco de talleres.
Pero además el Código de Ordenamiento Urbano, como norma administrativa, sin un plan de desarrollo territorial que le de coherencia y sentido, está sometido a continuas reformas aisladas y excepciones, que lo convierten en una herramienta inadecuada por su falta de transparencia para orientar y ordenar el crecimiento y la expansión de la ciudad. Frecuentemente se resalta su carácter restrictivo, y evidentemente en parte lo puede ser, pero debe quedar claro que el caos urbanístico y la expansión descontrolada – muchas veces fomentada desde el propio Estado – no pueden atribuirse al Código sino en todo caso a la ausencia de un plan y de una política de gestión del suelo urbano que lo movilice, recupere terrenos ociosos, y evite que la especulación inmobiliaria repercuta negativamente en las posibilidades de brindar una mejor calidad de vida a todos los uruguayenses.
A la falta de compromiso de los actores políticos y sociales para la aplicación de los Ejes Estratégicos del PECU debe agregarse que han surgido en los últimos tiempos iniciativas presentadas por organismos provinciales y/o del sector privado, que no sólo no registran el más mínimo antecedente en planes anteriores ni responden a demandas de ningún actor social, sino que colisionan frontalmente con líneas de acción previstas en el PECU. Así, por sólo citar un ejemplo, el Eje Estratégico 4 del PECU consistía en “implementar un plan urbanístico para la ciudad de Concepción del Uruguay”. La primer línea de acción proponía “la puesta en funcionamiento de nuevos mecanismos de gestión del desarrollo urbano, que garanticen su consistencia técnica, la participación ciudadana, la construcción de los consensos, la implementación de los programas y la continuidad de los planes más allá de la alternancia de los partidos políticos en el ejercicio del poder”. Dentro de esta línea de acción figuraba la creación de la oficina del plan, de modo tal de garantizar la institucionalización permanente del proceso de planificación, algo que obviamente sigue esperando ser realidad luego de 12 años, aunque el Municipio cuenta con una herramienta como el Sistema de Información Geográfica, que permitiría tener actualizado el estado de situación del Plan, en el día a día. Otra línea de acción dentro de este eje estratégico se refería a las “grandes intervenciones de urbanismo”. Uno de los puntos previstos era el llamado a concurso de proyectos para la remodelación del Mercado Municipal, iniciativa sobre la que no sólo no se avanzó sino que se desechó a favor de su cesión por 50 años a un grupo empresario, en el marco de un proceso situado en las antípodas de la consistencia técnica, la participación ciudadana, y la construcción de consensos.
Un factor negativo que genera desconfianza y plantea una suerte de divorcio entre la teoría de la planificación y la realidad concreta de la gestión urbana es la virtual “privatización” del rol planificador del Estado municipal configurado en la toma de decisiones trascendentes vinculadas a la localización de grandes equipamientos, en el marco de la ordenanza de “iniciativa privada”, sin estar articulado en un plan de desarrollo territorial.
Los ciudadanos uruguayenses tienen derecho a tener un equipo local de planificación que trabaje de manera permanente y no ser solamente convocados por consultores externos en períodos acotados que producen documentos de difícil articulación con la gestión, porque los procesos de gestión vinculados a los objetivos planteados deben ser asumidos por actores que no están preparados o que no están habilitados para ello.
Desde esta cátedra consideramos imprescindible la participación social amplia y permanente en este tipo de procesos. Pero sucede que al no contar con marcos de institucionalización del proceso de planificación previamente acordados, se corre el riesgo de caer en una tergiversación de los aportes de los actores sociales, que por lo tanto en algunos casos se retiran del proceso o en otros directamente desconocen de qué se trata. Son numerosos los sectores que perciben que en tanto y en cuanto participen, sin reglas de juego claramente establecidas y aceptadas, quedará instituido que su sola presencia se podrá interpretar como un aval a definiciones sobre las que hace falta un profundo debate.
Resulta imprescindible priorizar el inicio de un “proceso” continuo de planificación, y debe dejarse a un lado la idea que señala que el “producto” de esta instancia será una “cartera de proyectos”, término que de por sí genera el resquemor acerca de la previsible intención de legitimar un conjunto de iniciativas que configuran claros ejemplos de antiplanificación,. En ese sentido, tal cómo se expresa en el Documento de Hábitat publicado en el blog de la revisión del PECU 2010, “es necesario pensar tanto en términos de “productos” (políticas revisadas, borradores de leyes, sistemas de información del suelo, etc.) y “procesos” (cómo obtener los acuerdos necesarios para llegar a estos productos). La política perfecta o la solución técnica perfecta es inútil si las diferentes partes interesadas no están convencidas, y es muy probable que la rechacen si no han estado involucradas desde el inicio del proceso”. A lo que deberíamos agregar la necesidad de revertir la indefinición acerca de cómo se van a implementar las acciones acordadas en el día a día de la gestión cotidiana.
Consideramos importante que nuestra cooperación no se constituya como un hecho discordante, cuando no contradictorio, con nuestra responsabilidad en la formación de arquitectos urbanistas y planificadores, y con nuestra prédica de siempre a favor de una práctica genuina de planificación participativa.
Atentamente
Arq. José Antonio Artusi Arq. Patricia Costa Arq. Pur. Graciela Falivene
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