Se editará en octubre, con el nombre de “Manual de urbanización para asentamientos precarios”, y tendrá una tirada de 3 mil ejemplares. Es elaborado por la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo y cuenta con un subsidio del Ministerio de Educación de la Nación de $ 17.313. Ofrece consejos y herramientas para quienes “están comenzando a asentarse en un terreno y para los que ya están asentados”. Polémica sobre si es una apología de la toma ilegal de tierras.
Por Maria Paz Güemes
Croquis y consejos. El instructivo enseña cómo medir terrenos y planificar la instalación precaria.La problemática habitacional llegó ayer a un punto álgido cuando un chico de 16 años murió en medio de una disputa por terrenos entre vecinos de dos barrios en Lanús. La guerra de pobres contra pobres no encuentra límites y cada vez más gente vive en asentamientos, villas o directamente en la calle. En este marco, la Secretaría de Acción Comunitaria de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU) editará en octubre un controvertido libro llamado Manual de urbanización para asentamientos precarios: cómo proyectar, construir y mejorar mi barrio.
Sus creadores son estudiantes de distintas carreras de la Universidad de Buenos Aires (UBA), que decidieron materializar sus experiencias en las villas y asentamientos de la Ciudad y el Conurbano, y mezclarlas con el bagaje académico incorporado durante sus años de estudios. Específicamente realizaron relevamientos en los barrios de Flores, La Matanza y José León Suárez, y en la Villa 31, entre otros.
“Pensamos en este manual para aquellas personas que están comenzando a asentarse en un terreno y para los que ya están asentados y quieren mejorar su barrio”, dice en su introducción.
Los argumentos. Viviana Asrilant, docente responsable del proyecto, explicó a PERFIL: “Trabajamos en diferentes lugares para hacer que el proceso de asentamiento sea el mejor posible. Cuando estaban armando sus terrenos la gente nos pedía que los ayudáramos a medirlos, a ver cuántas casas tenía que haber por manzana o preguntaban cómo hacer para que coincidieran las calles”.
En otro apartado se brindan consejos sobre herramientas para medir un terreno: “El cuenta kilómetros de una moto, una soga haciendo nudos cada un metro, o cada cinco o diez metros en los predios grandes, o vía Internet, a través de un programa que se baja de manera gratuita en la Web llamado Google Earth”. También explican cómo hacer un plano, o diagramar la forma que el barrio adquirirá una vez terminado. “Es importante que definamos la ubicación de los lotes y la forma de las cuadras, de esta manera evitamos la pérdida de terrenos que podríamos usar para viviendas, en pasillos. Planificar la circulación nos hará sentir cómodos en el barrio.”
El proyecto fue financiado por el Ministerio de Educación de la Nación con $ 17.313 en el marco del Programa de Voluntariado Universitario y fue elegido por “su impacto social, y la contribución a fortalecer la propia formación y desempeño profesional de los estudiantes”. El manual tendrá ilustraciones para facilitar la lectura y estiman que, con la subvención estatal, alcanzará para publicar 3 mil ejemplares en blanco y negro que se repartirán en las bibliotecas de los barrios, a modo de material de consulta.
Según datos oficiales, la Argentina presenta un déficit de 2 millones de viviendas. De ese total, el 35% se ubica en la Provincia de Buenos Aires, y en la Ciudad involucra a 300 mil personas que viven en situación de precariedad. Sin embargo, ONGs y otros organismos estatales aseguran que la cifra total ascendería a 4 millones, entre villas, asentamientos y edificios tomados.
Algunos fragmentos del manual fueron publicados en la Web, y despertaron voces críticas que discuten si es correcto que la UBA difunda consejos sobre cómo urbanizar terrenos que no pertenecen a sus habitantes.
Polémica. Para Jorge Rizzo, presidente del Colegio Público de Abogados de Capital Federal, este manual es consecuencia del Estatuto Organizativo de la Ciudad de Buenos Aires que “propicia la ocupación ilegal de viviendas”, ya que en un apartado reconoce “el derecho a una vivienda digna y a un hábitat adecuado”. Y para ello “auspicia la incorporación de los inmuebles ociosos, promueve los planes autogestionados, la integración urbanística y social de los pobladores marginados, la recuperación de las viviendas precarias y la regularización dominial y catastral, con criterios de radicación definitiva”. Además, opina en relación con el libro que será editado por la UBA: “Según el Código Penal, los asentamientos son usurpaciones de propiedad privada y facilitarlos no sería, ni más ni menos, que cometer el delito de usurpación”. Una voluntaria del proyecto contrapone: “La gente no tiene como opción ‘tomar o no tomar tierras’, sino que en algún lado tiene que dormir”.
Asrilant agrega: “Esto está muy lejos de ser un manual del okupa, fue hecho con el sentido de brindarle a la gente una herramienta para que tengan un respaldo y no se sientan tan huérfanos frente a los miles de problemas que se les presentan alrededor de su vivienda”.
Pero Rizzo es contundente en su rechazo: “La autogestión sin una ley que regule su ejercicio lleva necesariamente a la violación de la ley vigente. Este manual no sólo no está ayudando a la población sino que la lleva a la comisión de diversos delitos”.
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En Lanús, una toma de tierras terminó a los balazos
La marginalidad de los “sin techo” tuvo ayer un nuevo capítulo. En medio de una pelea que comenzó hace 20 días entre vecinos de dos barrios de Lanús, ayer un adolescente de 16 años murió víctima de dos balazos, y otras cinco personas resultaron heridas. La guerra es entre los vecinos que rechazan la ocupación de un predio fiscal y otros que demandan terrenos para vivir. “Somos negros cartoneros pero somos más honrados que éstos”, dijo uno de los referentes del asentamiento al reclamar castigo para el presunto agresor.
Efectivos de la Policía Bonaerense debieron formar un cordón para separar ambos bandos, y de los dos lados volaron piedras y ladrillos, y hubo varios destrozos. Los vecinos de Villa Giardino señalan a los moradores del asentamiento como responsables de la constante inseguridad que se vive en la zona, mientras que éstos niegan la acusación y se consideran víctimas del racismo de la gente del barrio.
El intendente de Lanús, Darío Díaz Pérez, señaló que los que provocaron los incidentes serían los mismos que habían protagonizado los disturbios el 8 de mayo, cuando también hubo disparos de armas de fuego.
Por Maria Paz Güemes
Croquis y consejos. El instructivo enseña cómo medir terrenos y planificar la instalación precaria.La problemática habitacional llegó ayer a un punto álgido cuando un chico de 16 años murió en medio de una disputa por terrenos entre vecinos de dos barrios en Lanús. La guerra de pobres contra pobres no encuentra límites y cada vez más gente vive en asentamientos, villas o directamente en la calle. En este marco, la Secretaría de Acción Comunitaria de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU) editará en octubre un controvertido libro llamado Manual de urbanización para asentamientos precarios: cómo proyectar, construir y mejorar mi barrio.
Sus creadores son estudiantes de distintas carreras de la Universidad de Buenos Aires (UBA), que decidieron materializar sus experiencias en las villas y asentamientos de la Ciudad y el Conurbano, y mezclarlas con el bagaje académico incorporado durante sus años de estudios. Específicamente realizaron relevamientos en los barrios de Flores, La Matanza y José León Suárez, y en la Villa 31, entre otros.
“Pensamos en este manual para aquellas personas que están comenzando a asentarse en un terreno y para los que ya están asentados y quieren mejorar su barrio”, dice en su introducción.
Los argumentos. Viviana Asrilant, docente responsable del proyecto, explicó a PERFIL: “Trabajamos en diferentes lugares para hacer que el proceso de asentamiento sea el mejor posible. Cuando estaban armando sus terrenos la gente nos pedía que los ayudáramos a medirlos, a ver cuántas casas tenía que haber por manzana o preguntaban cómo hacer para que coincidieran las calles”.
En otro apartado se brindan consejos sobre herramientas para medir un terreno: “El cuenta kilómetros de una moto, una soga haciendo nudos cada un metro, o cada cinco o diez metros en los predios grandes, o vía Internet, a través de un programa que se baja de manera gratuita en la Web llamado Google Earth”. También explican cómo hacer un plano, o diagramar la forma que el barrio adquirirá una vez terminado. “Es importante que definamos la ubicación de los lotes y la forma de las cuadras, de esta manera evitamos la pérdida de terrenos que podríamos usar para viviendas, en pasillos. Planificar la circulación nos hará sentir cómodos en el barrio.”
El proyecto fue financiado por el Ministerio de Educación de la Nación con $ 17.313 en el marco del Programa de Voluntariado Universitario y fue elegido por “su impacto social, y la contribución a fortalecer la propia formación y desempeño profesional de los estudiantes”. El manual tendrá ilustraciones para facilitar la lectura y estiman que, con la subvención estatal, alcanzará para publicar 3 mil ejemplares en blanco y negro que se repartirán en las bibliotecas de los barrios, a modo de material de consulta.
Según datos oficiales, la Argentina presenta un déficit de 2 millones de viviendas. De ese total, el 35% se ubica en la Provincia de Buenos Aires, y en la Ciudad involucra a 300 mil personas que viven en situación de precariedad. Sin embargo, ONGs y otros organismos estatales aseguran que la cifra total ascendería a 4 millones, entre villas, asentamientos y edificios tomados.
Algunos fragmentos del manual fueron publicados en la Web, y despertaron voces críticas que discuten si es correcto que la UBA difunda consejos sobre cómo urbanizar terrenos que no pertenecen a sus habitantes.
Polémica. Para Jorge Rizzo, presidente del Colegio Público de Abogados de Capital Federal, este manual es consecuencia del Estatuto Organizativo de la Ciudad de Buenos Aires que “propicia la ocupación ilegal de viviendas”, ya que en un apartado reconoce “el derecho a una vivienda digna y a un hábitat adecuado”. Y para ello “auspicia la incorporación de los inmuebles ociosos, promueve los planes autogestionados, la integración urbanística y social de los pobladores marginados, la recuperación de las viviendas precarias y la regularización dominial y catastral, con criterios de radicación definitiva”. Además, opina en relación con el libro que será editado por la UBA: “Según el Código Penal, los asentamientos son usurpaciones de propiedad privada y facilitarlos no sería, ni más ni menos, que cometer el delito de usurpación”. Una voluntaria del proyecto contrapone: “La gente no tiene como opción ‘tomar o no tomar tierras’, sino que en algún lado tiene que dormir”.
Asrilant agrega: “Esto está muy lejos de ser un manual del okupa, fue hecho con el sentido de brindarle a la gente una herramienta para que tengan un respaldo y no se sientan tan huérfanos frente a los miles de problemas que se les presentan alrededor de su vivienda”.
Pero Rizzo es contundente en su rechazo: “La autogestión sin una ley que regule su ejercicio lleva necesariamente a la violación de la ley vigente. Este manual no sólo no está ayudando a la población sino que la lleva a la comisión de diversos delitos”.
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En Lanús, una toma de tierras terminó a los balazos
La marginalidad de los “sin techo” tuvo ayer un nuevo capítulo. En medio de una pelea que comenzó hace 20 días entre vecinos de dos barrios de Lanús, ayer un adolescente de 16 años murió víctima de dos balazos, y otras cinco personas resultaron heridas. La guerra es entre los vecinos que rechazan la ocupación de un predio fiscal y otros que demandan terrenos para vivir. “Somos negros cartoneros pero somos más honrados que éstos”, dijo uno de los referentes del asentamiento al reclamar castigo para el presunto agresor.
Efectivos de la Policía Bonaerense debieron formar un cordón para separar ambos bandos, y de los dos lados volaron piedras y ladrillos, y hubo varios destrozos. Los vecinos de Villa Giardino señalan a los moradores del asentamiento como responsables de la constante inseguridad que se vive en la zona, mientras que éstos niegan la acusación y se consideran víctimas del racismo de la gente del barrio.
El intendente de Lanús, Darío Díaz Pérez, señaló que los que provocaron los incidentes serían los mismos que habían protagonizado los disturbios el 8 de mayo, cuando también hubo disparos de armas de fuego.
Fuente: Perfil
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